La vuelta (Scalloway, Burra & St. Ninian)
Nuestra vuelta a Mainland coincidía con el final del festival de Unst y todo el mundo volvía también a la isla principal. Eso hizo que tuviésemos que reservar en el ferry ¡de las 6:30 de la mañana! Amablemente habíamos pedido si nos podían preparar algo de desayuno para llevar, ya que estaba incluido en el precio, y nos lo dejaron en la recepción para recogerlo al marcharnos.
Si reservas ferry, te incluye los dos ferries, de Unst a Yell y de Yell a Mainland, con los horarios seguidos. Es decir que si cogíamos el primer ferry a las 6:30, el siguiente era a las 7:15. Para nuestra velocidad (muy poca) fue un poco estresante tener que cruzar todo Yell bastante más rápido de lo que estábamos acostumbradas. Una vez hicimos los dos recorridos, que nos salieron gratis (decidimos que volver a la Mainland es gratis), fuimos poco a poco bajando al sur.
Llegamos a Scalloway, antigua capital de las islas y una ciudad muy bien cuidada. En ella se encuentra el castillo (gratis) y el museo de la ciudad (3£) , el Scalloway Museum. También hay baños públicos, una pequeña tienda de recuerdos y una pequeña cafetería. Relacionado con la 2ª Guerra Mundial, destacan lo que llamaron "The Shetland Bus", un sistema de transporte por mar con Noruega para ayudarlos a resistir al avance de los alemanes. Un mural realizado por alumnos del colegio de la ciudad narra la historia completa.
De Scalloway, cruzamos a Trondra y Burra, dos islas unidas por puentes donde ver bonitos paisajes y visitar centros de artesanía como la Red Houss y los Burra Bears.
Seguimos bajando hasta llegar a la isla de San Ninian, una pequeña isla conectada por medio de un tómbolo (lengua de tierra que une una antigua isla o un islote con el continente, definición de la RAE). En ese momento llovía bastante, así que no nos animamos a cruzar al otro lado de la isla pero en los días de mejor tiempo, debe ser precioso.
De ahí ya fuimos serpenteando hasta el Sumburgh Hotel pasando por el lago de Spiggie, la pequeña localidad de Boddam y cruzando la pista de aterrizaje del aeropuerto (la carretera la cruza). Una vez en el hotel, paseamos por la vecina playa para ir despidiéndonos de las Shetland.
Al día siguiente termina nuestra aventura. Han sido 10 días en plena naturaleza, donde hemos podido disfrutar de multitud de animales, paisajes y bueña compañía. Igual nos pilla lejos para pensar en volver pronto, pero desde luego, lo recomendamos como destino para pasar unas vacaciones donde desconectar y disfrutar sin estar pendientes del tiempo que pasa.