North Isles (Yell & Unst)

15.07.2017

El camino a las islas del norte comenzó lluvioso, muy lluvioso. Salimos relativamente temprano y fuimos hacia el primer ferry, el que une Mainland (Toft) con Yell (Ulsta). En los puertos hay carriles de espera, en todos ellos, hay un carril para coches con reserva y otro para coches sin reserva. Primero se llena de los coches que han reservado y luego de los coches que no tienen reserva. Nosotras no tuvimos problema al ir y no reservamos ninguno (de hecho no supimos hasta ese momento que los ferries podían reservarse). El precio es igual para todos los ferries, puedes verlo en el apartado de presupuestos. Y si pagas para ir a Yell, el que une Yell con Unst te sale gratis se viajas en el día.

A pesar de la lluvia, o debido a ella, decidimos parar en Old Haa, un pequeño museo en la localidad de Burravoe que además tiene un pequeño café, perfecto para un día de lluvia. Allí paramos a tomar un café y a visitar sus diversas instalaciones: una pequeña exposición de arte actual, una zona de historia natural y otra de historia de la isla todo cuidado con mucho detalle. Tiene baño público (por cierto, todos los puertos donde se coge el ferry disponen de baño público) y una pequeña tienda de recuerdos, mezcla de recuerdos típicos y pequeñas labores de las mujeres que se encargan de mantener el museo.

En Yell, aunque no paramos mucho por la lluvia, existen varias esculturas características y se conoce por ser una buena zona para ver nutrias.

Nosotras seguimos nuestra ascensión a la isla más al norte de Gran Bretaña (algo que luego veríamos aparece en la gran mayoría de comercios), la isla de Unst. Para llegar allí hay que coger otro ferry que conecta Yell (Gutcher) con Unst (Belmont). El ferry es algo más pequeño que el anterior.

Una vez en Unst, y aunque la lluvia no parecía parar, nos dirigimos a ver algún monumento y acabamos en el castillo de Muness (gratis). Está bastante bien conservado y siguiendo con la confianza de los lugareños está abierto al público, sin vigilancia, y dispone de dos linternas para visitarlos. Con el tiempo que hacía y lo oscuro que estaba, daba hasta cierto susto entrar dentro pero poco a poco, te adentras hasta llegar a la cocina, habitaciones...

De allí, seguimos investigando y decidimos ir a visitar la iglesia de San Olaf, una pequeña iglesia ya en ruinas que data de la época vikinga. No sé si es porque dejó de llover, o porque tuvimos que abrir y cerrar al menos cuatro zanjas, pero nos pareció un bonito lugar con una playa estupenda enfrente. De ahí, finalmente nos dirigimos al hotel Baltasound, donde nos alojamos en cabinas. El hotel tiene servicio de restaurante, cada día hay un menú y hemos de decir que el cocinero era bueno. No fue nuestra primera elección pero el viaje coincidía con el Unst Festival y el resto de alojamientos estaba ocupado. 

El Unst festival es un festival muy familiar y algo atípico, pudimos ver algo de las carrozas, todas con temática vikinga, y una búsqueda del tesoro con detectores de metales, un éxito.

Al día siguiente, nos dirigimos a nuestra última gran reserva natural, Hermaness. La reserva de Hermaness se conoce por tener una de las mayores poblaciones de págalos grandes. Íbamos con cierto miedo, ya que habíamos leído que era bueno pasear con un palo y llevarlo por encima de la cabeza por si estas aves se acercaban demasiado. El camino de Hermaness hasta el acantilado viene marcado por un sendero de tablones, por lo que es bastante difícil meterte en alguna zona de nidificación. De hecho, estaban muy tranquilos. No sabemos si porque se han hecho a los visitantes o porque los pollos ya estaban bastante crecidos y es una especie que no tiene depredadores naturales en la isla. Una vez llegas a la zona de los acantilados, puedes elegir dos caminos, uno te lleva al faro más al norte de Gran Bretaña, localizado sobre una roca y otro a una colonia de alcatraces. En ambos caminos hay colonias de alcatraces, pero del lado opuesto al faro, se ven más de cerca. Es una zona ventosa, sobre todo en ciertos puntos, y ver a los alcatraces intentar mantenerse estáticos es algo digno de ver. El día se mantuvo más o menos despejado hasta que empezamos el regreso, nos mojamos bastante. Suerte que el centro de visitantes no está lejos y hay una tetera eléctrica y café para hacerte dejando el dinero que cada uno considere necesario.

Volvimos a cenar en el hotel. Pero si prefieres comer de picnic, hay una tienda camino a Hermaness (donde está la gasolinera) que también abre los domingos.

Es una isla curiosa donde los isleños han colocados estatuas de frailecillos tipo tótem y una estación de autobús que decoran cada estación del año. Además en todos los lugares viene claramente indicado que es lo más al norte de Gran Bretaña.

Vistas desde Hermaness
Vistas desde Hermaness
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